Un estudio reveló que siete de cada 10 familias tuvieron que disminuir su consumo de alimentos, una cifra que empeora en las zonas más vulnerables, donde el recorte afecta al 80% de los hogares. La investigación abarcó 49 políticas de asistencia, de las cuales solo siete siguen vigentes. «El 86% de estas políticas han sido discontinuadas o anuladas», destaca el informe.
El estudio señala que el porcentaje exacto de familias que realizaron ajustes es del 65%, añadiendo que el 67% de los hogares con niños encontró más dificultades para conseguir cupos en guarderías y centros de cuidado.
Del mismo modo, el 76% de las familias con adultos mayores reportó un incremento significativo en los costos, especialmente en medicamentos que ya no cuentan con cobertura. Además, el 74% señaló que no pueden contratar servicios de cuidado para estos familiares debido a la reducción de sus ingresos.
Por otro lado, en los hogares con personas con discapacidad, el 64% indicó un aumento en las dificultades económicas para acceder a terapias necesarias. Simultáneamente, el 85% de estas familias detectó un considerable aumento en los precios de los medicamentos, lo que representa su principal desafío.
El relevamiento afirma: «En los tres grupos familiares, la mayoría manifestó tener menos tiempo disponible para cuidar de estas personas en los últimos seis meses».
Las comunidades más desfavorecidas también se han visto afectadas, ya que el 57% de los usuarios de comedores comunitarios informaron una reducción en la cantidad de alimentos disponibles. Dado que muchas familias dependen de estos servicios para subsistir, esta cifra es alarmante.
Según la Mesa Intersectorial, la tasa de pobreza en niños de 0 a 14 años durante el primer semestre de 2024 alcanzó el 66,1%, y para los adolescentes de entre 12 y 17 años, la cifra ascendió al 69%. Esto impacta tanto en los cuidados de la niñez como en los de las personas mayores y con discapacidades. Menos recursos significan mayor pobreza, y mayor pobreza reduce las posibilidades de garantizar el cuidado necesario.
Uno de los problemas más frecuentes que afecta directamente a estos cuidados es «la necesidad de trabajar jornadas largas o tener más de un empleo» para sostenerse a sí mismos y a sus seres queridos.
Diferencias de género
El informe también revela que el 74% de las mujeres informaron un empeoramiento de su situación económica y la de sus familias. En el caso de los hombres, el 57% expresó la misma preocupación. En ambos grupos, ajustaron su alimentación y la de sus familiares.
Asimismo, se destaca que «seis de cada 10 mujeres aumentaron el tiempo dedicado al cuidado de sus mayores y de los niños en el hogar», mientras que solo tres de cada 10 hombres hicieron lo mismo.
Estos datos reflejan que, en mayor proporción, las mujeres son quienes perciben con mayor gravedad el encarecimiento de los costos y la reducción de los espacios de cuidado. El 43% de las mujeres frente al 29% de los hombres señalaron esta situación.
Finalmente, la encuesta indica que las mujeres recurrieron menos que los hombres a soluciones alternativas, como la contratación de terapeutas, el transporte de personas con discapacidad o el uso de residencias para adultos mayores.
El informe concluye que tanto las mujeres como las personas del colectivo LGBTIQ+ enfrentan un mayor nivel de vulnerabilidad. Atribuyen esta situación al desmantelamiento de las políticas de asistencia y a la ausencia del Estado en estas áreas.
Con información de Ámbito
Publicado en lanuevacomuna.com