Alberto Fernández siempre aspiró a tener un rol regional destacado. Durante su mandato, buscó consolidarse como líder al ocupar la presidencia protémpore de la Celac o participando en importantes cumbres internacionales como las del G20 o el G7.
Su plan era mantener esta influencia fuera del poder, considerando una salida digna como Secretario General de Unasur o participando activamente en el Grupo de Puebla. De hecho, con este último grupo iba a viajar como observador a las elecciones en Venezuela, pero fue desinvitado después de alinearse con Lula y afirmar que «Maduro debe entregar el poder si pierde las elecciones.»
El ex presidente tenía la intención de establecerse en Madrid para dictar clases, alejándose así del ajetreo diario de la política argentina. El puesto ideal que cumpliría con su interés en la política regional y le permitiría distanciarse de las cuestiones locales estaba casi asegurado, hasta que surgió la denuncia de violencia de género.
Como reveló en exclusiva LPO en septiembre del año pasado, esa posición era en la Segib, un organismo internacional creado en 2003 para apoyar a los 22 países que forman la comunidad iberoamericana: los 19 de América Latina de habla hispana y portuguesa, junto con España, Portugal y Andorra de la Península Ibérica.
El ex presidente tenía el deseo de radicarse en Madrid para dar clases y desde ahí alejarse del día a día de la política argentina. El cargo perfecto para cumplir con su interés por la política regional y tomar distancia del barro local estaba, hasta antes de la denuncia por violencia de género estaba, muy cerca de cerrarse.
Este organismo se encarga de organizar las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno y de coordinar la Cooperación Iberoamericana en los ámbitos de la educación, la cohesión social y la cultura.
«Somos el único espacio oficial de convergencia, trabajo, seguimiento y acuerdos de la región iberoamericana que reúne a países de ambos lados del Atlántico», explican en su sitio web.
Actualmente, la Segib es liderada por el ex canciller chileno Andrés Allamand. Como reveló en exclusiva LPO, Allamand ha generado controversia por cancelar la Cumbre Iberoamericana en Ecuador. Sus acciones y sus vínculos con la ultraderecha europea han causado inquietud y preocupación sobre sus verdaderas intenciones al frente del organismo regional.
El ex funcionario de Sebastián Piñera asumió el cargo con el apoyo del progresismo latinoamericano, pero ha favorecido notablemente a países europeos, especialmente España, dejando en segundo plano a la región. Por ello, se iniciaron movimientos internos en Madrid para que Alberto ocupara ese puesto.
La caída en desgracia del ex presidente termina por enterrar esta posibilidad y asegura la continuidad del chileno en el cargo.
Con información de La Política Online
Publicado en lanuevacomuna.com