Santiago Caputo, principal estratega del presidente Javier Milei, protagonizó un episodio alarmante durante el debate de candidatos a legisladores porteños al realizar un gesto con tono amenazante hacia un reportero gráfico que lo estaba fotografiando.
El incidente ocurrió en los estudios del Canal de la Ciudad, adonde Caputo asistió para respaldar a Manuel Adorni y mostrarse junto a Karina Milei. Su presencia, lejos de ser discreta, estuvo cargada de tensión.
En apenas unos minutos, Caputo dejó en evidencia una conducta autoritaria, similar a la que ya había mostrado en la apertura de sesiones del Congreso, cuando increpó en los pasillos al diputado Facundo Manes.
Evitando el contacto con los medios apostados en la entrada, visiblemente molesto con la cobertura periodística, Caputo reaccionó de forma hostil al notar que un fotógrafo de Tiempo Argentino lo enfocaba: le arrebató la credencial y le tomó una foto. La escena quedó registrada por las cámaras de El Destape.
El gesto cobra una gravedad mayor teniendo en cuenta que Caputo, aunque no ocupa un cargo formal en el Ejecutivo, es señalado como una figura clave en el manejo de organismos sensibles como la AFIP y la inteligencia estatal.
No se trata de un hecho aislado: Caputo es también uno de los impulsores de la ofensiva del gobierno contra el periodismo, y quien habría convencido a Milei de sostener públicamente que “la gente no odia suficiente a los periodistas”.
Durante el breve lapso que permaneció en el canal, Caputo tuvo además un intercambio tenso con el legislador Ramiro Marra —quien lo había vinculado originalmente con Milei—. Al despedirse, le lanzó otra advertencia seca: “Maleducado no soy”, en un tono que no pasó desapercibido.
Hechos como este, en los que un funcionario con poder real intimida a la prensa, representan una seria amenaza para el ejercicio democrático y la libertad de expresión.
La Nueva Comuna