El Concejo Deliberante parece ser la última barrera que se interpone entre un negociado escandaloso y la preservación de uno de los bienes más valiosos de la ciudad, el Complejo Casino, que por estas horas busca ser entregado por la gestión Rojas a empresarios amigos sin mayores inconvenientes.
Es que en las últimas horas cobró fuerza la versión que la Comuna intenta mantener oculta, tratando de legitimar fuera de la mirada pública una deuda por un servicio que no se ha prestado y efectivizar su pago a través de la entrega del Complejo Casino.
El proyecto ha sido mencionado apenas por arriba por algún que otro concejal y funcionario, aunque no se ha presentado mayormente a la comunidad en vistas del amplio rechazo que genera la intención: la idea consiste en entregar el Complejo Casino a cambio de saldar una deuda que el municipio tiene con la empresa recolectora de residuos Relisa por un servicio que no prestó, la disposición final de la basura, que periódicamente muestra los incumplimientos cuando se quema basura en el basurero municipal.
A pesar de no haber cumplido con el contrato, la empresa siguió facturando el servicio y a lo largo de décadas la municipalidad acumuló una deuda por un servicio no prestado y ahora la gestión del intendente Arturo Rojas se encuentra cerca de terminar el ciclo regalando las «joyas de la abuela».
Para ello se ha planteado una nueva sesión del Concejo Deliberante que podría tener lugar en las vísperas de Nochebuena, cuando la atención de los vecinos esté centrada en las fiestas navideñas y temas como este no estén entre los tópicos de conversación. La maniobra de tratar de aprobar esta clase de medidas impopulares entre gallos y medianoches ha sido una práctica habitual del intendente Rojas cuando meses atrás, por ejemplo, intentó forzar los aumentos de colectivo llevando la sesión del HCD a La Dulce, donde los colectiveros apretaron a su gusto a los concejales opositores.
En reiteradas oportunidades el oficialismo ha forzado la aprobación de los concejales de normas que oculta bajo su aparato de propaganda, con el tratamiento «express» de temas que son de vital importancia y merecerían nutridos debates que Rojas y su gente han evitado en casi todas sus iniciativas.
La deuda y el funcionario
En el trasfondo, es de público conocimiento la relación que mantienen el secretario de Legal y Técnica de la gestión Rojas, Ernesto Povilaitis, con la empresa recolectora de residuos Relisa: el funcionario estuvo en la secretaría de Legales cuando el contrato tomó forma durante la gestión del interino José Luis Vidal; luego durante la gestión de Facundo López se desempeñó como abogado del grupo económico al que pertenece la empresa, período en el cual la empresa no esquivó las fricciones con la municipalidad e intentó considerar al Casino como garantía de pago en una movida judicial; y finalmente volvió a la Municipalidad donde ahora quiere hacer la entrega después de su intento de venta fracasado.
Cabe recordar que con Povilaitis en el área de Legal y Técnica el Ejecutivo no solo desvió los fondos del seguro y mantuvo el Casino abandonado, sino que además intentó venderlo metiendo «por la ventana» un proyecto a las apuradas y cuando las brasas del incendio del Auditorium seguían calientes. El apuro fue tal que el Ejecutivo ni se preocupó por conseguir las escrituras del predio (algo que al día de hoy sigue sin conseguir) e intentó ofrecer una usucapión por el lugar. Como el intentó fracasó, ahora la intención es directamente entregar el lugar con completo desparpajo.
Para llegar al punto de entrega al que está llevando las cosas, la gestión de Arturo Rojas no sólo no hizo nada para investigar el incendio que destruyó el Auditorium, sino que durante los dos años y medio que pasaron desde el incendio no destinó un peso al mantenimiento mínimo del predio, ofreciendo la imagen de decadencia como una postal que debe ser erradicada, justificando las pulsiones de venta que alimenta a través de su militancia en redes sociales. El dinero del seguro por el incendio sencillamente fue desviado a otros menesteres a pesar de la ordenanza aprobada por el HCD para que el dinero se usara en las reparaciones.
La entrega, a un paso de concluirse, fue posible gracias al abandono de esta gestión, más interesada en el negocio con la empresa vinculada al secretario que en preservar el patrimonio público, por lo que debiera ser el Concejo Deliberante quien ahora presente las observaciones pertinentes, sobre todo en lo concerniente a la legitimidad de la deuda, algo que podría ser de dificil ejecución, sobre todo si se tiene en cuenta que la empresa ha sido aportante en las campañas electorales de diferentes bloques a lo largo de los años.
En ese contexto, la situación a la vista de todos podría llegar a representar una pérdida más para todos los vecinos, con las prácticas de algunos funcionarios «a los dos lados del mostrador», como suele decirse, siguiendo el ejemplo de su principal referente, el intendente Rojas, que ha hecho de esa práctica una forma de política. Después de todo, fue el propio Rojas quien ha iniciado esta oscura etapa en la que se puede ser, por ejemplo, presidente del Consorcio portuario a la vez que concejal; o abogado de la municipalidad y a la vez abogado del concesionario más importante de la ciudad; o incluso dueño de un blog de operaciones de prensa y a la vez encargado de las pautas publicitarias oficiales.
La entrega a dos o tres vivos
La avanzada de la gestión sobre el Complejo tiene un antecedente que además habla más de la falta de transparencia y las promesas incumplidas del intendente Arturo Rojas que de la voluntad popular que lo llevó a ocupar la intendencia: durante su campaña electoral el actual jefe comunal declaró abiertamente que no tenía intenciones de vender el Casino para que hagan negocio «dos o tres vivos».
Claro, el entonces candidato no estaba en posición de hacer ese negocio, por lo que sus intenciones desde afuera eran muy diferentes a las que tuvo apenas fue electo. A menos de un año de esas declaraciones en un debate público, Rojas impulsó con todas las fuerzas de su gestión el intento de venta en medio de la pandemia, con la gente encerrada en su casa y gobernando mayormente por decreto.
Las declaraciones del actual intendente contra una eventual venta se dieron vuelta apenas llegó a la intendencia y, aunque aún no ha conseguido el objetivo de hacerla efectiva, viene preparando el terreno desde hace años y puede que su concreción se consiga de forma oculta, apartado de la mirada pública en un nuevo capítulo de estafa a los vecinos que quedará para siempre en la historia de la ciudad.
Diario 4V
Publicado en lanuevacomuna.com